En octubre del 36 se creó la Junta Central Fallera, institución franquista para controlar la fiesta. En 1945 se instaura la ofrenda de flores, acto nacionalcatólico de unas fiestas antes más críticas, laicas y populares. La Crida, la Sección Especial de fallas o la falla municipal también tienen su origen en los inicios de la dictadura.