Urbanismo

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¿Un Nuevo Orden, una Nueva Ciudad? Si y no. Cómo era de esperar, en el urbanismo hubo un nuevo léxico compatible con un salto cualitativo (metropolitano) en la concepción del espacio urbano y, a la vez, este salto fue también compatible con la continuidad de viejos proyectos de reforma interior y de ensanche herederos de la Restauración. Continuidades y discontinuidades que hay que captar y entender.

El nuevo lenguaje urbanístico no se hace esperar mucho. Pedro Bidagor, en 1939, ya lo hace patente: Proclamamos firmemente que …lo mismo que nuestro ejército ha terminado con la invasión política, nosotros , técnicos, vamos a terminar con un siglo de liberalismo urbano… las ciudades llevan, aproximadamente un siglo de desintegración…”. Pensamiento agrario, anti-industrial, que propone un urbanismo integrador, orgánico pero que, aun así no llega a definir ningún modelo alternativo y coherente de la “ciudad falangista”. En cambio, ironías de la historia, ese rechazo al viejo orden liberal se traduce en una propuesta racional, muy avanzada para la época: el” Plan General de Valencia y su cintura” de 1946, un plan metropolitano heredero de las innovaciones urbanísticas de los 30 que no ha tenido después continuidad metodológica y que superaba la concepción urbanística vigente hasta 1936 que descansaba en los paradigmas de la reforma interior y el ensanche, circunscritos a la ciudad.

El Plan del 46 fue un Plan correcto y, a la vez, utópico porque ni el régimen ni la ciudad tenían voluntad ni recursos. Fue un Plan “legitimador” que propició un nuevo organismo franquista (la Gran Valencia) pero que determinó en gran medida los planes posteriores (el Plan Sur, el Plan de 1966…) que, estos sí, servirán para el desarrollo especulativo del territorio metropolitano. Mientras que, el urbanismo de la ciudad, comandado por Javier Goerlich recuperó los proyectos mil y una vez formulados y a pesar del contexto desfavorable ejecutó algunos como por ejemplo la Avenida del Oeste. El ensanche permaneció aletargado, pero, aunque con un lenguaje “imperial”, estos años fueron prolíficos en proyectos: El Plan de la Ciudad de 1939, el Proyecto de alineaciones de los Poblados Marítimos y zonas de extensión futura de octubre de 1939, la ya mencionada apertura de la Avenida del Oeste (marzo de 1940), el Proyecto de nuevas líneas de la prolongación de la calle de la Paz hasta las Torres de Quart (1942) o el Plan Parcial 1-2-3 de Gran Valencia que no se aprobaría, parcialmente, hasta 1956. Proyectos todos ellos (la mayoría no ejecutados) que negando el liberalismo urbano propiciaban de hecho la generación de notables plusvalías. Dejà vu.

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Placas de calles que conservan el escudo franquista

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Estilos de ciudad 1950
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